¿Has pensado cómo puede ser eso de que Dios
te ame a ti con la misma intensidad que a mí?
Pues sí, esa es una realidad que nos
supera, nosotros aunque amamos, siempre tenemos grados de amor, los amigos, los
hermanos, los padres, los novios, esposos, los abuelos. A cada uno aunque los
amamos, pero los amamos de diferentes maneras e intensidades.
En cambio, Dios nos muestra una realidad
totalmente nueva, nos ama uno por uno pero a todos por igual. Todos somos
especiales para Él, todos somos originales para Él, todos estamos llamados a su
presencia y sin embargo Él nos ama de la misma manera a todos.
Cuando nos dice que nos ama, nos lo podemos
creer pues sabemos de su fidelidad a lo largo de la historia, del ofrecimiento
de su hijo para enseñarnos a amarle y a amar a los otros, de su amor derramado
en cada uno de los sacramentos, en la oración….
Pues si Él me ama personalmente, ¿cómo yo
no voy a amar con el mismo respeto a la otra persona, con la misma ternura que
él, con la misma alegría que él,…?.
¡¡Serás plenamente feliz
cuando vivas el amor a los demás
al
estilo que Dios tiene
de
amarte a ti personalmente!!
No desgastes las oportunidades mal amando,
tienes todo un reto por delante: Amar,
desde y con el corazón, al otro.
EQUIPO TEA
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