jueves, 10 de marzo de 2016





ANALFABETOS AFECTIVOS


Más de 858.000 personas que viven en España son analfabetas y de ellas casi el 70% son mujeres (570.600)”, tal y como indica la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2012.
Y pensábamos que hoy, en nuestra era de la tecnología punta, redes sociales, globalización, telefonía móvil, dispositivos de todo tipo ¡ hoy ya no puede haber analfabetos!.
Pero además podemos añadir que existe un analfabetismo mayor, que aún es más masivo y dañino para la persona porque que diluye los sentimientos y olvida los afectos, hablamos del analfabetismo afectivo.
Si nos preguntamos ¿cómo podemos afirmar que existe el analfabetismo afectivo cuando tenemos total libertad en  las relaciones, para la vida sexual? Si todo el mundo presume de saber de todo; si nunca antes se ha tenido acceso a tantas técnicas educativas de todo tipo, ¿cómo va a existir analfabetismo afectivo?

Vamos con el intento de respuesta.
Constatamos que la educación afectiva no se considera como algo a trasmitir, sino que se irá descubriendo por cada individuo; se trasmiten informaciones sobre genitalidad, sexualidad, medios y métodos para disfrutar de ella, obviando las consecuencias que estos acarrean. Es tal el libertinaje en esta materia, que se manipula a la persona al insinuarle: “en la vida afectiva no se puede entrar, pues es algo tan <<sagrado>> que eso, sólo,  lo tiene que gestionar la propia persona”.
 Así llegamos a las preguntas clave ¿Quién le educa? ¿Desde dónde se le educa? ¿Se le educa para amar? ¿Por qué no se quiere educar en afectos?
Hoy este tipo de educación afectiva, para el Amor y la Vida,  no se ve necesaria desde ciertos sectores de la sociedad pues su concepción antropológica no la necesita. Lo que importa es el aquí y el ahora, sin dejar espacio para la reflexión, la formación, la comunicación.

Nosotros valoramos la necesidad de una educación en los afectos, no en las emociones; en los sentimientos no en los instintos; en los actos no en las acciones. La iglesia nos ofrece la posibilidad de descubrir el abcedario del verdadero amor que se ha de trasmitir en la familia.
Por ello animamos a cada familia a VIVIR Y TRASMITIR, la bondad, la belleza y la grandeza del amor, descubriéndolo como don de Dios y tarea del hombre creado por Él, para vivir amándole y sentirse amado. En ella se trasmitirá el valor inmenso de la vida, la grandeza de la paternidad y la maternidad, la alegría de la fraternidad y el cuido de todos sus miembros.
                                                                                                                         

        EQUIPO TEA        



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