martes, 12 de enero de 2016




¡¡ Y ahooooora, looo que me apetece!!

“Que poco esfuerzo necesito para hacer lo que me apetece, el problema está en que o hago eso o no hago nada, pues lo demás no me interesa”.

Cuando tenemos esta manera de pensar y de vivir, no somos conscientes de lo que nos perdemos. Cómo tampoco somos conscientes de lo que podríamos ganar para nuestro crecimiento personal.
La vida no se construye de apetencias o gustos, la vida que tú ya estas iniciando conlleva en su realidad la necesidad del esfuerzo, de la constancia, de la entrega, de la perseverancia, del empezar de nuevo, de aprender a renunciar, de aprender a elegir lo bueno, no lo normal…  ¡¡¡es verdad que todo eso no te apetece siempre!!!  pero ¿piensa como podría ser tu vida con esas opciones asumidas en ti?.
Casi siempre, lo que nos apetece, puede no ser lo mejor para uno mismo ni par el prójimo. Nuestro egoísmo sólo nos llama a la autocomplacencia sin mirar las consecuencias de esa acción en nuestro alrededor. Claro que no es lo mismo apetecer un helado que no decir la verdad; ni desear estar con una persona que usar los sentimientos de otra.
Las apetencias son como las modas, no tiene una consistencia, una razón que las sostenga, sino que llegan, se instalan durante un tiempo y pasan de largo. Tú te quedas a la espera de la siguiente, pues esa moda ya paso y otra ocupa tu persona. Las apetencias tienen algo más problemático, y es que, con ellas podemos hacer sufrir a otros, dejarnos llevar hasta nuestra destrucción, hacernos nuestro propio mundo: “lo que me apetece siempre está bien”, “lo que no me apetece, nunca me va a hacer bien”.
¡Piensa! Cuán feliz puedes ser y a cuanta gente puedes hacer feliz sin tener que hacer lo que a tí te apetece, verás cómo te cambia la vida.
Una grandeza de la persona es, que puede dominar y ordenar sus apetitos; los animales, sólo los alcanzan.

Equipo TEA

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