domingo, 3 de enero de 2016





Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura

Quizá recuerdes esta canción.

En ella se presenta de una forma poética lo que es el acto de plenitud en el amor conyugal.
Todos los que vivís en matrimonio habéis experimentado la plenitud del amor como el gran regalo del uno al otro y reflejo del AMOR total de Dios a cada uno.
Son muchos los matrimonios que no llegan a valorar la grandeza y la riqueza de ese encuentro, que pudiendo ser motor de más amor, se queda solo en un acto rutinario, donde se comunica poco, donde se necesita al otro como el coche para desplazarse, donde la rapidez, la fugacidad del momento es lo predominante. No se puede juzgar a nadie, pero si se puede recordar lo que se pierde cuando no se da la entrega consciente y deseada de ambos.
Para vivir la plenitud en el amor conyugal, es imprescindible una vida consagrada a amar, a perdonar, a ser fiel, al trato con ternura, a manifestar con gestos y detalles lo que se siente, a no utilizar al otro sino ser un don para él.
Es verdad que el que ama, derrocha ternura y comprensión. Estos dos sentimientos son imprescindibles para poder valorar la dignidad de cada persona, para llegar a amar.
Desde la ternura se alcanza la felicidad y desde la comprensión se vive.
Cada vez que se ama al otro, experimentamos la grandeza del ser que somos y nos lleva a preguntarnos cómo podemos amar aún más; la respuesta la encontramos si llegamos a descubrir que estamos siendo amados por Dios e invitados a corresponderle en el otro.
Así no es como se desarrolla la letra de la canción de Ana Belén, pero si es como únicamente se pueda ser feliz: DERROCHANDO AMOR.
  

                                                                                           EQUIPO TEA

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