martes, 25 de marzo de 2014

¿ES NECESARIO EDUCAR LA SEXUALIDAD?



 ¿Quieres tropezar en la misma piedra?


         Los seres humanos mostramos nuestra parte irracional en cuanto que,  en la vida, repetimos lo que vemos sin pensar lo que hacemos y sus posibles consecuencias. Igual sucede en el ámbito de la sexualidad. Por diferentes motivos, no todos han tenido la posibilidad de poder ver en los demás gestos corporales que expresen el amor verdadero, bien de amistad, noviazgo, matrimonio,… sino todo lo contrario. Es más, en esta sociedad la sexualidad se ha trivializado hasta el punto de romper con aquello que le pertenece ontológicamente, donde lo que prima es el placer. Esta ideologización de la sociedad ha alterado el concepto de sexualidad por el de genitalidad, de ahí la inmediatez, el juego, la diversión… y se desliga de la vida, del amor y de la persona, ocultando y queriendo negar la responsabilidad, el compromiso, el gozo,… que conlleva vivir la grandeza de ser seres sexuados con capacidad de amar, respetar, entregarse. Pero en el fondo, esta vivencia, no lleva a las personas a ser más felices, porque en el deseo sexual existe un anhelo más profundo, alcanzar la comunión con la otra persona a través de la entrega corporal.

         Son muchos los intereses económicos, ideológicos, políticos,… que subyacen para que la sexualidad se “mal-viva” así, y, contando con el poder de los MCS, su éxito está asegurado.

         Por todo esto, y no disponer de buenos modelos de referencia, es necesario contrarrestar esta visión deformada con una buena EDUCACIÓN DE LA SEXUALIDAD PARA EL AMOR Y LA VIDA, presentada primeramente en su bondad y belleza, en la verdad que lleva a la felicidad, a la plenitud del amor. Y, una vez presentada esta grandeza, no se pueden eludir las consecuencias en la vida propia y en la de los demás cuando no se concibe y vive como corresponde. En ello está la posibilidad de vivir una vida plena de sentido o una vida cargada de sin sentido.

         Ésta es la tarea de una buena educación de la sexualidad y les corresponde en primer lugar a los padres, ayudados subsidiariamente por otras personas o instituciones educativas: parroquia, movimientos eclesiales, colegios,…

         Por todo ello, no sólo podemos concluir que es necesario educar la sexualidad, sino imprescindible por las circunstancias sociales y culturales en las que nos encontramos. Así, si quieres ver a tus hijos no tropezar en la piedra que algunos pudimos tropezar, disponte ya a acompañarlos y enseñarles el camino. La felicidad os inundará a la familia completa.


          Equipo TEA

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