Habrás visto alguna vez
ese programa-espectáculo de “Tú, si que vales”, ¿no?. Pues en él se presentan
personas que saben, cantar, recitar, emocionar, sorprender…. Y a todos se les
aplaude, corea y felicita… pero son muchos los que se quedan fuera del premio.
Esa es la realidad humana.
Pero si en mi vida yo
quiero valorar a los demás, he de mostrarles lo que para mí es importante, como
necesito ser respetado y respetar, en todas mis actuaciones, sentimientos,
ilusiones y deseos; porque el que valora la dignidad de su persona, la grandeza
de sus actos, ese siempre vale mucho. Cuando en el otro encuentro alguien que
complementa mi persona, entonces es
cuando más me voy descubriendo, cuando tengo la posibilidad de comprender la
grandeza de ser persona, saber amar, respetar, y sólo así encontrare estas
palabras al oído “Gracias, para mi vales mucho”. Esas palabras nos llaman a
corresponder siempre con amor.
Cuando nosotros nos
ponemos, con solo ponernos, en la presencia de Dios, siempre escucharemos “PARA
MÍ LO VALES TODO, pues te he creado único, original, irrepetible, necesario… ”
y esa certeza cambia nuestra vida.
Solo el Amor cambia y nos
descubre nuestro valor.
Equipo TEA
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