Enfrentarse como
padre y educador al tema de la educación afectivo-sexual de aquellos a los que
tenemos el deber de
educar en los valores esenciales de la vida humana es tarea tan ardua que a
veces, con solo pensarlo, nos paraliza.
Ofrecerles una
educación sexual clara y delicada, entendiéndola como una riqueza de toda
persona que les lleve hacia el don de sí mismos en el amor no parece fácil.
Pero, gracias a Dios, para afrontar este reto en nuestra Iglesia se están
implementado una serie de iniciativas que nos parecen necesarias difundir y
profundizar en su conocimiento y difusión.
Entre ellas, hemos
tenido la oportunidad de conocer en nuestra Diócesis de Jaén el proyecto TEA que
nos ofrece de forma dinámica, sencilla, clara y directa una serie de
herramientas y dinámicas para poder afrontar esta formación y que los chavales
la entiendan y la acojan. Hacerles descubrir su propio cuerpo, la precepción
que tienen de él ellos mismos, la importancia del lenguaje gestual, cómo transmitimos
nuestros sentimientos a partir de nuestras actitudes y nuestras expresiones... son
ámbitos fundamentales que se trabajan a través de juegos, canciones, mimos,
etc.
Desde aquí daros
las gracias por esa nueva mirada y esa manera de afrontar el tema que creo que
todos los que compartimos esa jornada podremos poner en práctica. Gracias por vuestro
testimonio y vuestra labor.
Ricardo Cobo
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